De variedad de colores
el labrantío; hortalizas,
frutos,
semillas y otros productos
de la divina madre.
Anclados en finos palos
y enterrados en heredades,
por temporadas se os
recoge.
Manos y maquinaría
afinadamente despojarán
que el hambre quitarán.
Recolectar y limpiar con
afán,
cestos cargados son
porteados
a clasificar, almacenados
o envasados, en la mesa de
todo
buen comedor sois hallados.
Laboriosa y costosa faena,
tiempo de recrearse de
los trofeos tomados
de la madre naturaleza.
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