TE MERECES MI PERDÓN, ME MEREZCO TÚ PERDÓN

Mi querida rosa,

Aquí estoy otra vez, escribiéndote estas letras que llegarán a ti seguro envueltas en gemidos. Gemidos que asfixian mi pecho y se tornan en llanto porque no estás aquí, porque te fuiste sin decirme un simple adiós, me encuentro vació, desolado. Me siento confundido por dentro, y mi alma... ¡mi alma está hecha cachos! Mis labios están temblorosos por el continuo anhelar, y mis ojos se inundan por el derrame de tantas lágrimas de desconsuelo. Decirte que no, amor, no quiero que este sea una escrito de dolor, sólo expreso lo mucho que lo siento.

Quería que supieras que mi corazón no puede soportar el dolor de pensar que no regresarás nunca más. También sé que fue un mal momento para ambos, pero no me hagas sufrir de esta manera, pues no puedo acostarme, los ojos no se cierran de mirar fotos con tu rostro, y dormir es casi imposible. Me acostumbraste a tus besos de tal manera, que cada noche me hacen sentir paz mientras abrazo lo dejado en recuerdo.

Mi cuerpo necesita tu calma, necesito entender tu marchar repentina. Mi mejilla espera el beso de despedida, mi corazón se encuentra lánguido, las lágrimas desgastan la fina piel de mi cara. Sé que sólo fue un mal momento, pero dime, ¿qué hago con esta tristeza y este desazón?, seguro que estás ahí, sola, igual que yo, en la soledad de la habitación rumiando el desconsuelo. Desde mi soledad amor mío, te envío a través del viento mis suspiros impregnados de lloros, de besos y de amor.

Te amo, te adoro, eres mi más grande tesoro. Doy gracias por haberte conocido, por la dicha de este amor que nació de la entrega de una rosa. Solo deseo, amor, que los malos momentos pasados no destruyan esto que tanto trabajo nos ha costado cimentar y conservar.

Estas letras van a ti dirigidas, el amor de mi vida.

Deseo enérgicamente que me perdones, que de nuevo una nueva rosa haga la unión.

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