Eres tú, sí tú, cual en
breve
una costurera irá
enfundando
dedal e hilo en mano para
forrar
de nuevo tu cuerpo
descubierto,
ese que poco a poco todos
iremos
viendo hermoso y frondoso.
Alégrate y expón a la
bienaventurada
tus brazos, manos y dedos,
ya que en nada
pasará a tomarte medidas, y
la que durante
unos cuantos meses te
acompañará para
diseñar tu bello y nuevo
ropaje.
Enfundado ya en tu verde
traje,
agitas tu cuerpo con ayuda
del viento para así asentar
este.
No tardas en llamar la
atención
de los viandantes que en ti
verán
un nuevo amanecer y
atardecer.
Días que con color
amanecen,
Durante más de seis meses
te mantienes
fastuoso y boscoso, tus
colores estelares
ya asentados se aprecian
por donde mire
cualquier caminante, serás
siempre
sentimiento de felicidad.
Pronto llegarán a menguar
los días, y así,
poco a poco el color del
que no hace
mucho fue un esplendoroso
vestido verdoso,
situación que a todos
entristece.
Despojado parte de tu
atuendo al suelo,
este es arrastrado al son
del viento
a conocer otros universos.
Cada vez más indefenso y
sin poder recoger
de la tierra tu abrigo, te
sientes vacío,
¿cuantas veces te has dicho?,
¿por qué ahora, cuando más
lo necesito?
Desgarrada la última
costura
de tú gran atavío,
comienzas a sentirte casi
como al principio, decaído.
Acostumbrado a dar buena
imagen,
tu firme y rauda armadura
sostiene con brío mil
tempestades.
Ten paciencia, en breve
seguro llegará
una nueva costurera para de
nuevo labrar
un abrigo que tú frío
calmará.
Los cambios surgidos
en ti son bonitos
para nada temidos,
necesitas de ellos para
fortalecerte,
como la lluvia que moja
tu gran columna,
brazos, manos y dedos,
sin dejar atrás tu gran pié
que absorbe de la tierra
el agua que te sustenta.
Licencia de autor: 1710204614895 (c)obrasliterariasyolandaff
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