BERANGO, MI QUERIDO PUEBLO
Berango
es el pueblo que me ha visto crecer,
al
igual que sus caseríos, sus inmensas campas verdes,
sus
montes, sus calles de grava y piedra,
sus
escuelas, su frontón, su ermita y su iglesia,
su
campo de futbol, sus Palacios y torres residenciales,
su
Ayuntamiento, sus caídos molinos y su búnker…
Soleadas son las calles
de mi pueblo,
calles con aroma de
tierras labradas,
tierras estas de
diversidad de alimentos.
Calles que cantan a
la vida,
calles que muestran
su gallardía,
los robles se
mueven con el viento
soñando con caminar
en el tiempo.
Yerran las sonrisas
de los vecinos
nutriendo de
felicidad sus bocas,
sintiendo alegres
los cánticos de los pájaros
con el paso de los
días vividos.
Un pueblo que se
abre a la luz,
de las olas del mar
en un vertiginoso
acantilado,
al sonido de las
sirenas de los barcos.
Mi cuerpo se siente
en libertad
al ver los rayos
del sol caminar.
Un pueblo que
muestra su sensibilidad
al pasear por sus
calles llenas de vitalidad,
complaciente
siempre con el viajero,
amigo fiel del
extranjero.
Merodean sonatas de
amabilidad
cuando suena la
ternura del hablar,
son personas de
pura generosidad
que dan sus
palabras de amistad.
Por las calles
llenas de esperanza
camina el sol con
su templanza,
dame vida para el
día que muera
poder soñar con tu
añoranza.
Ahora te digo:
No me dejes morir
sin quererte,
sé que desde donde
esté volveré a verte.
Mi alma vagará por
tus calles
para sentir que soy
tu simiente.
Ya llega la noche,
noche que con alegría
va regalando sueños
de vida.
El ocaso del sol
cierra la dulce canción
que durante el día
alegre sonó.
Licencia de autor: 1803035971487 (c)obrasliterariasyolandaff
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