Murallas de alambre
de espino
desgarran
vestiduras
y esculpen pieles
secas
de cuerpos
atrevidos.
Fronteras
custodiadas
por ejércitos de
arma en mano,
intentan evitar la
entrada
de los
condicionados.
Los más osados,
franquean
estas sin pensar en
las consecuencias,
su única
pretensión, buscar y alcanzar
Condiciones
infrahumanas
son las que a estos
ataña
hacia la huida de
una
libertad, que se
advertía atada.
Los que se quedan
en estas lastimeras
fronteras,
sufren sin merecer
una condena
impuesta.
Los que logran
pasar,
ahora solo les
queda
encontrar en la
nueva tierra,
lo que de necesidad
en la suya ya no
esperan.
Alba y ocaso,
sigue esperando
los nuevos llegados
que tantearan
salvar
el infinito
alambrado.
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