Apartadas
de la nada,
tierras
dan nombre al Sahara.
Sobre las finas dunas,
sedientas sombras se dibujan.
Sol ardiente, deslumbrador,
sin clemencia las tierras secas
Como un espejismo, la arena
esperando se encuentra
lágrima de lluvia en agua
para apagar el fuego
que quema su garganta.
Fatigados hijos circulan
su verdugo camino en busca
de comida para paliar
su hambruna.
Gran manto donde el color
de la madre verde no vive,
tampoco lecho de amparo
ni fruto para alimentar,
desnudo y a la intemperie,
el Sahara es evocado.
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